Qué es Música en Vino

Este es el blog del programa radiofónico Música En Vino (MEV) que desde noviembre de 2007 se emite en Radio Grazalema. Un programa artesano realizado por Salvador Román Badillo, un aficionado a la viticultura, la música, los viajes,... Si también te gustan estos temas y si quieres participar con algún artículo puedes enviarlo a musicaenvino@gmail.com. Puedes dejar tus comentarios después de cada entrada.

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jueves, 30 de junio de 2016

UN NOMBRE PARA NUESTRO CEMENTERIO PÚBLICO (MUNICIPAL).

Próximamente se dará nombre a nuestro Cementerio Municipal y desde estas líneas quiero expresar mi opinión sobre el nombre elegido: “Virgen del Carmen”. Quede claro, de principio, mi respeto a las creencias religiosas; a todas las creencias religiosas. Más aún a las que han profesado mis mayores y profesan mayoritariamente mis vecinos y vecinas. Aunque esta opinión que voy a desarrollar aquí no versa sobre creencias religiosas, sino sobre qué entendemos por público o por municipal. El artículo 16,3 de la Constitución Española establece el principio de la aconfesionalidad del Estado al declarar que, «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones». Esto quiere decir que en España no hay ninguna confesión religiosa que tenga el carácter de oficial. Al mismo tiempo, desde hace años, una serie de organizaciones sociales y partidos políticos (algunos de centro-derecha) vienen demandando que nuestro estado sea laico, que nuestras instituciones públicas (estado, ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas) sean independientes de cualquier organización o confesión religiosa y en el cual las autoridades políticas no se adhieran públicamente a ninguna religión determinada ni que las creencias religiosas influyan sobre la política. De esta forma hay que asegurar y proteger la libertad religiosa de cada persona pero como algo que forma parte del ámbito privado que debe separarse de las decisiones que se toman desde las administraciones públicas. Este planteamiento sería mi punto de partida. El Papa Francisco en unas declaraciones en Brasil en 2013 http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/27/actualidad/1374948221_344203.html) defendió la “laicidad del Estado”. Concretamente dijo: “la convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”. Otro Papa, Benedicto XVI, dijo en 2008 en su visita a la embajada de Italia ante la Santa Sede: "La Iglesia es muy consciente de que pertenece a la estructura fundamental del cristianismo la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios, es decir la distinción entre Estado e Iglesia. (...) Esa distinción y esa autonomía son respetadas y reconocidas por la Iglesia, que se alegra de ellas considerándolas un gran progreso para la humanidad y una condición fundamental para su libertad y para el cumplimiento de su misión universal de salvación entre todos los pueblos”. Esta cita se puede consultar en el siguiente enlace: http://www.opusdei.es/es-es/article/el-papa-la-separacion-iglesia-estado-progreso-para-la-humanidad/ Un cementerio municipal como el nuestro no debería llevar un nombre vinculado a una determinada confesión religiosa, porque lo público y lo municipal debe acoger a todas las personas de nuestra comunidad, sean de las creencias religiosas que sean. Ya costó que en los colegios públicos no hubiese símbolos religiosos católicos, ya que a las escuelas públicas acuden niños y niñas de todas las creencias. Pues el mismo razonamiento quiero invocar aquí. A nuestro cementerio irán a reposar los restos de todas las personas: creyentes o no creyentes, católicas o no, testigos de Jehová o no, musulmanas o no,… Todas. La Virgen del Carmen cuenta con una veneración en nuestro pueblo que es indiscutible. Por ello cuenta con una calle y con unas fiestas en su honor. Uno de los principales templos religiosos del pueblo, se dedica a su honor y existe una Hermandad dedicada a ella. Con ello considero que está suficientemente expresada la devoción colectiva de nuestras vecinas y vecinos a esta imagen religiosa. Por otro lado, hay que resaltar que ya existe en la localidad un cementerio parroquial, al cual se le puede poner el nombre que se quiera. Por tanto, considero que la defensa de la neutralidad de las instituciones respecto de las creencias religiosas debe ser una constante en el proceder de cualquier gestión pública, lo contrario sería una involución, pasos atrás en todo lo conseguido durante tantos años. Además, primar unas confesiones religiosas sobre otras no parece que sea un principio que deba regir la gestión pública. Creo que la corporación municipal, que ha aprobado por unanimidad este nombre para el cementerio, con los votos de los dos partidos que la conforman, debería reconsiderar su decisión teniendo en cuenta el escaso debate social que ha existido en torno a este tema. Para concluir, quiero expresar mi convicción de que no existe ninguna demanda social o necesidad de poner nombre a nuestro cementerio público, y si existiese sería importante buscar un nombre de consenso que reflejase las sensibilidades de todas las personas que conforman nuestro pueblo y que no tienen por qué ser ni religiosas ni mayoritarias. Salvador Román Badillo