BEN HARPER Y RELENTLESS7 EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE MONTREAL

De vez en cuando cae en mis manos algún disco en directo, de esos que te transmiten toda la genialidad del artista en cuestión y además te hacen disfrutar de la energía y la fuerza que se desprende en el escenario. Este es el caso del disco que llevé al programa del miércoles pasado. Ben Harper, es ya un viejo conocido para aquellos que sigan MEV desde sus comienzos. Le dedicamos un monográfico en la segunda temporada, creo que fue el MEV Nº 75, y es un músico al que admiramos profundamente como renovador del soul, el folk y el R&B. En la gira de presentación de su último disco en estudio, White lies for dark times, realizó un concierto con su nueva banda, Relentless7, en el Festival Internacional de Jazz de Montreal; esto fue el 12 de julio de 2009. En 2010 se publicaba este disco que viene acompañado de un DVD con las imágenes del concierto. Lo destacamos como uno de los mejores discos que nos dejó el 2010. Rock en estado puro: guitarras, bajo y batería; nada de edulcorantes.

ODA AL VINO

Nuestra amiga Marcela Acuña nos envía un correo con este poema de Neruda dedicado al vino. Hay que recordar que los vinos chilenos gozan de gran prestigio y calidad y son posiblemente, junto con los argentinos, los más afamados de América del Sur. Siguiendo nuestro objetivo de ir dando a conocer las relaciones de la viticultura y la literatura, publicamos esta Oda al Vino en nuestro blog.

ODA AL VINO (Pablo Neruda)
VINO color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.
A veces
te nutres de recuerdos
mortales,
en tu ola
vamos de tumba en tumba,
picapedrero de sepulcro helado,
y lloramos
lágrimas transitorias,
pero
tu hermoso
traje de primavera
es diferente,
el corazón sube a las ramas,
el viento mueve el día,
nada queda
dentro de tu alma inmóvil.
El vino
mueve la primavera,
crece como una planta la alegría,
caen muros,
peñascos,
se cierran los abismos,
nace el canto.
Oh tú, jarra de vino, en el desierto
con la sabrosa que amo,
dijo el viejo poeta.
Que el cántaro de vino
al beso del amor sume su beso.
Amor mio, de pronto
tu cadera
es la curva colmada
de la copa,
tu pecho es el racimo,
la luz del alcohol tu cabellera,
las uvas tus pezones,
tu ombligo sello puro
estampado en tu vientre de vasija,
y tu amor la cascada
de vino inextinguible,
la claridad que cae en mis sentidos,
el esplendor terrestre de la vida.
Pero no sólo amor,
beso quemante
o corazón quemado
eres, vino de vida,
sino
amistad de los seres, transparencia,
coro de disciplina,
abundancia de flores.
Amo sobre una mesa,
cuando se habla,
la luz de una botella
de inteligente vino.
Que lo beban,
que recuerden en cada
gota de oro
o copa de topacio
o cuchara de púrpura
que trabajó el otoño
hasta llenar de vino las vasijas
y aprenda el hombre oscuro,
en el ceremonial de su negocio,
a recordar la tierra y sus deberes,
a propagar el cántico del fruto.

CAPÍTULO 136. Cinco historias sobre el vino contadas por Fernando Quiñones.

Hace unos meses, cuando comenzaba esta cuarta temporada de Música En Vino, anunciaba en el blog que íbamos a introducir algunos cambios en los contenidos de este espacio, incorporando alusiones literarias relacionadas con el vino.

En esa línea fue el programa del pasado miércoles. Comentamos y escuchamos parte de las “Cinco historias sobre el vino” que escribió el escritor Fernando Quiñones.
Estos cinco relatos fueron publicados en 1960, aunque dos años antes, en 1958, habían obtenido el Primer Premio de Prosa de las XII Fiestas de la Vendimia de Jerez.
Fernando Quiñones recuperó posteriormente, para incluirlos en otros libros y antologías los relatos “Muerte de un semidiós” y “La botella”. Los tres relatos restantes, llamados “Siempre tuvimos razón”, “Las comarcas del vino” y “La vendimia”, no tuvieron revisiones tras su publicación en 1960.
Nosotros los hemos rescatado del volumen Tusitala, un libro que recoge los relatos completos de este gran escritor gaditano.

Y como Quiñones era un enamorado del flamenco -todavía recuerdo aquella conferencia que dio en Grazalema sobre el flamenco- hemos querido que en este capítulo no faltara el flamenco jerezano, porque de Jerez y sus alrededores hablan los relatos.